martes, 2 de julio de 2013

El Hijo del Baile....

Recién llego de la cancha, todo sucio, cansado, me saco los botines esporlandia viejos que tengo,  que se doblan en la punta, las medias rojas y las canilleras, toalla al hombro y caminando medio rengo por todo lo que corri me voy a bañar.
Es sábado por la noche, una noche estrellada, sin viento y muy tranquila me dispongo a cambiarme para "...salir para abajo..." (para abajo significaba  salir y juntarnos con los changos en el puente de Chade, o tambien como le deciamos la Esquina).
Bien perfumado, con un jeans negro, una camisa a Rayas  arremangada y bien planchada, unos zapatos negros que dicho sea de paso eran los únicos que se usaban para todo lo que significaba formalidad, pelo para atrás y listo.... enfilaba para la calle para juntarme con los changos,  generalmente los chango ya estaban en la esquina, bromeando, contando quien salía con quién
  o algún chismento nuevo de la semana en fin entre que unos venía otros llegaban la noche pasaba pero lo que en realidad esperábamos era otra cosa. En realidad todos estábamos muy atento a lo que podía hacer esa noche "PININO",  porqué pinino? por que por esos tiempo pinino andaba presumiendo a Norma (la que después seria, y es su esposa)  y como buen pretendiente estaba dispuesto a sacarla y "NOSOTROS" los comedidos de siempre que veían la oportunidad nos colábamos en la camioneta para ir a bailar en San Isidro, me acuerdo todos sentaditos en el puente esperando que pinino salga  a joder con nosotros y en lo mejor de la charla entre alguna gaseosa y también los changos mas grandes unas cervezas que coleaban algún que otro chango chico por ahí se veía a pinino medio al trote medio caminando acercarse a donde estaban todos los changos, todos sabíamos de que pinino se llegaba a la esquina con doble interés  primero por que al frente vivía Norma y lo que quería era pispear que hacía la bella dama y de paso charlaba con los changos  que se juntaban en un grupo grande de entre 10 y 15 changos. 
Ya tipo doce de la noche, algunos desistían otros  se retiraban y nosotros esperábamos hasta el final para ver que sucedía. Todos charlábamos  risas, bromas, me acuerdo que pasaba Doña Rosa con su hija Verónica y los changos se tapaba la cabeza y le gritaban Sueeeeeeegra, suuuuuuuuuegra y ya sentíamos los retos de
Doña Rosa...."chango i´mierda ya van a ver.... ya voy a llamar a la policía  y después de que se alejaba prudencialmente por que por ahí amagaba con darnos un chirlo nos reíamos  y bromeábamos pero al mismo tiempo todos pero todos mirábamos a pinino.
Hasta que de pronto! ".... Ya voy a volver changos.....! y salia corriendo para su casa no nos daba ni tiempo para decir bueno. Esa era la señal que estábamos esperando, pinino se iba a su casa a cambiarse y alistar la camioneta.
Todos nos preguntábamos ..." vos vas a ir a bailar" algunos decían " si vamos" otros "...no no tengo guita..." y los chango mas grandes seguro no iban  por que ellos ya tenían otros compromisos o andaban en vehículos así que mucha importancia no nos daban...
La ansiedad y la carita feliz de los changos chicos era inimaginable, de pronto se siente unos ruidos como de abriendo o cerrando un capot y lo vemos a pinino que nos llama desde la calle, y de un solo salto ya estábamos empujando la camioneta, brrrrrrrrrrrmmmm brruummmmm brum brum brummmmmmmmm, en ese lapso Norma ya estaba en la esquina esperando, ya salía Doña Pocha y simulando no importarnos a donde se iba pinino esperábamos la seña desde a dentro de la camioneta, diciéndonos vamos... apenas vimos la mano ya estábamos sobre la camioneta todos los changos chicos, Pablo, yo, Achicho,  el loco, Carlitos, Natalia, todos de un salto sobre la caja y sin darnos cuenta me veía de viaje entre risas, bromas y humo (mucho humo, por que la camioneta era diésel) camino a San Isidro para ingresar al club Marco Avellaneda donde cada sábado se llenaba.
Ya en la plaza de San Isidro, todos abajo, con un olor a gas-oíl  terrible, mirando para todos lados  enfilábamos para el Marco, pagábamos la entrada y ya a dentro con la música retumbando en el cuerpo buscábamos una mesa para sentarnos y tomar algo, siempre mirando al rededor, viendo quien estaba y quién no, buscando a las chicas para salir a bailar.
La noche transcurría de esa manera, era una constante observación de tal o cual señorita estaba dispuesta a salir a bailar, y también aquellos caballeros que demostraban su fuerza y agilidad con los puños y sobre todo cuando el cuerpo de infantería intervenía para acallar a los gallos. Mientras todo eso sucedía la música seguía, los temas de Gary, Trula, Sebastián  y cuantos mas interpretado por el áspero Pancho y la sonora Caburé. En una buena noche uno podía presumir si había conseguido alguna dama para la noche, es decir, coquetear, cortejar y aquellos más habilidosos robarles un beso y obviamente programar para el próximo sábado.
El astro rey ya se acercaba a la sima del cerro y todos nos disponíamos a volver por lo que pinino nos estaba esperando en frente del club con la chata encendida con su nube de humo  flotando en la caja a la cual debíamos subir.
Es un grato recuerdo que de tanto en tanto se me viene a la memoria, claro que hay detalles que no voy a contar no por que sean malos, al contrario son muy lindo y prefiero tenerlos solamente en el baúl de mis recuerdos.