viernes, 14 de diciembre de 2012

LAS MIL Y UNA NOCHES



Estoy sentado en el patio de mi casa en una noche típica de vacaciones, sentado con la compañía de un grillo cantor que rompe fuertemente el silencio con su característico crik…. Crik…  crik, rara vez el ruido de un auto que pasa allá a lo lejos por la ruta. La noche esta tranquila,  el cielo que es un mudo testigo de lo que pasa aquí, abajo,  me mira esplendoroso con sus miles y miles de ojos  a la que llamamos estrellas. Es impresionante la cantidad que son,  puedo ver  la vía láctea, una estrella fugaz y hasta un satélite que corre de sur a norte.  Una suave brisa acaricia mi  rostro y me lleva mágicamente a aquellas noches de verano bajo la viña en la casa de mi abuela…. Que hermoso, que hermosas noches he vivido bajo el cielo negro en el cual contrasta con  sus estrellas  y constelaciones, satélites y estrellas fugaces y toda la inmensidad de nuestra naturaleza.
Recuerdo  que éramos muchos, mis hermanos, mis primos, mi madre, mi tía, mi abuela los mosquitos las lechuzas…. Todos, todos contemplando, disfrutando de una magnifica noche de verano.
Apenas el sol se entra tenemos que regar el patío, regarlo y barrerlo,  sacar las camas es terrible, tedioso, aburrido pero que se que disfruta al máximo, cada uno tiene su lugar debajo de la parra, no se puede poner en cualquier lado la cama…. A veces es tan trabajoso que solo sacamos el elástico y lo reposábamos en cuatro ladrillos para evitar sacar los respaldares y armarlos ya que a la mañana bien temprano antes de que salga el sol  y digo bien temprano había que meterse, sobre todo nosotros que queríamos seguir durmiendo.
Todavía siento en mi piel esa brisa suave, fresca que acariciaba mi rostro, todavía siento el frio de la madrugada cuando ya dormidos casi de manera inconsciente me  tapaba hasta la cabeza por que las carcajadas de la bruja me erizaban la piel. Recuerdo  no querer abrir los ojos por que la bruja estaba  en el patio riéndose arriba mío y  yo inmóvil  con un escalofrío  que comenzaba en la nuca y terminaba en mi cintura trataba de dormirme y cuanto más intentaba mas me despertaba.
 No quería abrir ni un milímetro los ojos, por que se me imaginaba que la bruja estaría parada al lado de mi cama mirándome con sus ojos grandes y malvados riéndose cada vez mas fuerte para hacerme no se que cosa… quería pensar en otra cosa pero es inútil a veces pasa que cuando uno trata de no pensar en algo mas lo piensa y en este momento  me estaba sucediendo, para colmo se me ocurría que si me daba vuelta me tocaría la espalda como diciéndome “ Aquí estoy de este lado… JAJAJAJAJAJAAJAJAJAJAJA”  de solo acordarme se me pone la piel de gallina.
Yo no tenia televisión, no tenía video juegos, por lo que uno  se acostaba temprano,  y nos dormíamos a las once  como muy tarde cansados por el trajinar del día. Pero antes de dormirse  mientras mi abuela y me madre me contaba como era la vida  en sus años, escuchábamos casi asombrados las distintas historias que nos narraban…..”Antes uno trabajaba de sol a sol, yo tenía que cruzar inviernos y veranos el río para ir al chiflón a trabajar, esas mañana heladas cruzábamos el río congelado para poder ir a trabajar en la finca y volver ya a la noche muertos por que antes solo se paraba para comer al medio día…”  
Y atentos a los que nos decían mi cabeza iba creando una película de calidad indescriptible de cada cosa que me detallaban, las sendas, el río, la finca, el trabajo duro en el invierno y el calor abrazador en el verano.  Y así noche tras noche como en el libro de LAS MIL Y UNAS NOCHE escuchábamos en silencio y asombrados cada una de las historias, cuentos que en realidad eran relatos de la vida real…. Tradiciones que se fueron perdiendo a través del tiempo y que jamás serán recuperados.
Quien busque y encuentre mas satélites ganaba, formar la paloma siempre fue muy difícil para mi, incluso en este momento que tengo mi cabeza mirando hacia el cielo no puedo encontrarla, las siete cabritillas siempre estaban presente, la cruz del sur, el lucero del alba estuvieron en mi infancia y todavía siguen allí solo que ya no soy aquel niño que miraba el cielo cada noche contemplando la inmensidad del firmamento.
Las noches en mi pago  no son como en cualquier lado, son especiales, son únicas  solo aquel que viene y duerme bajo el cielo de mi pueblo podrá apreciar  de eso que ahora no puedo describirlo. El cielo es diferente, los ruidos de la noche son insuperables, todavía siento el cantar de las ranas y los sapos a la orilla del río y a la madrugada cuando las yanarcas ya se  fueron del camino  se puede escuchar el cantar lirico del agua del rio.
Lentamente  puedo ver una claridad  que dibuja suavemente los bordes de la cima del cerro, veo que las estrellas se despiden enojadas por que nadie les dice adiós, algunas protestonas como el lucero del alba  se hace esperar, pero la claridad de la mañana pide paso y nosotros también para poder meter la cama y seguir durmiendo antes que la abuela nos comience a levantar.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

que niñez tan similar a la mia, en lugares distintos y con personas distintas... decime si no es fantastico y atrapante escuchar las anecdotas e historias de los nuestros... yo paso horas escuchandolos y si pudiera, escribiria todo lo que dicen para que muchos lo puedan disfrutar... que lindo recordar nuestra niñez... que lindo que felices eramos con tan poco!!! yo tambien recuerdo las noches de verano durmiendo en el patio de la casa de mi abuela... la verdad era todo un ritual jajaja lo peor era cuando estaba amaneciendo y no querias levantarte y el sol te sorprendia y la abuela se enojaba y empesaba con sus discursos que te aturdian jajajaj... Muy bueno lo que escribiste, te felicito...

diego leiva dijo...

jajajaja es muy dificil tratar de plasmar en un texto las sensaciones que uno vivio a lo largo de su infancia, no se que me pasa que a esta edad siento nostalgia de aquellos tiempos, veo como todo a cambiado y comparo con lo que yo viví. Pero puedo decirte amigo anónimo que trato de esmerarme y no logro testificar con palabras lo que en aquellos años yo mismo lo presencie.... me queda esto.... lo que poco recuerdo....lo que me sale del corazón y trato trato y sigo tratando de plasmarlo para aquello que lo vivieron puedan recordar y también para aquellos que no...puedan aprender, conocer y transmitir a las generaciones venideras lo que un humilde personaje dejo grabado en su frágil memoria....

Anónimo dijo...

tenes mucha razon, estos tiempos tan compulsivos, hacen que añoremos nuestra infancia y tengamos mucha nostalgia pero en fin... esta equivocado en que no logras testificar con palabras a mi me parece todo lo contrario, haces revivir en los que leemos tus historias esos años tan inolvidables que hemos vivido y aunque no sean los mismos llevas con tus palabras a que uno retroceda en el tiempo...

diego leiva dijo...

Gracias mir querido amigo/a trato de plasmar lo mas real posible, para que a uno de solo leerlo pueda viajar con la imaginacion y los sentidos por aquellos lugares que uno los tiene grabado en el inconciente, me alegra saber que alguien allá a fuera lea lo que escribo, los sienta y lo disfruto como yo lo hago escribiendo por que cada vez que lo hago siempre, pero siempre alguna lagrima derramo de solo pensar que alguna vez fui niño y vivi lo que yo estoy relatando..... hasta la próxima, espero que sea pronto

Anónimo dijo...

Hola Diego estaria bueno ya que se acercan las fiestas que escribas sobre eso... Yo recuerdo que las navidades y el tan esperado año nuevo eran tan diferentes cuando nosotros eramos chicos... (Te acordas que el año se hacia infinito al esperar las tan añoradas fiestas... y cuando llegaban... por Dios que lindo!!! todos reunidos, la comida (cuanta comida... y que rica echa por todos, en especial el pan dulce cocinado en el horno de barro) te cuento que en aquellas epocas nuestra abuela nos hacia a los mas chicos pancitos individuales y chiquitos uno para cada nieto, a veces eran parte del regalo de navidad jajaj que bella mi nona ojala Dios la deje un buen tiempo con nosotros), tambien recuerdo los pequeños y al mismo tiempo grandes regalos que recibiamos (asi sea una garrapiñada o un turron de navidad que te dejaba el niño Dios) cuanta inocencia en nosotros!!! Siento que ahora son diferentes... ya no se viven con el mismo entusiasmo de antes.