sábado, 1 de diciembre de 2012

Una mañana

La Abuela barriendo el patio
Son como las 9:30 hs de la mañana, la luz de un día  que amenaza ser caluroso  no deja dormir... el trinar de los mirlos y los colluyos ya  quitan el sueño a cualquiera y  el  ruido mismo de las tareas diarias de la casa  con alguna mala intensión (para que nos levantemos) es un motivo obligado a levantarse. Todavía  con los ojos casi cerrados tratando de sacarme las lagañas e ir al baño para higienizarme siento el murmuro de mi abuela (retándonos ..."estos changos vagos de mierd.... que lo único que saben es dormir y salir a la calle a andar vagueando...") que a las 5 de la mañana ya se levantó y fue a la cocina ( cocina de leña) hizo el fuego preparó el jarro e hizo mate cocido ya barrió el patio, levantó  las basuras y regó; mientras que nosotros todavía no sabemos que hacer si desayunar o salir a jugar antes de que la tía o la abuela nos manden hacer alguna tarea.
Con la cara bien lavada y  la cabeza peinada  desayuno ese mate cocido hecho en un hervidor de aluminio bien negro curtido por el fuego  y brasas de inviernos y veranos  en la cocina de leña de mi abuela, con ese sabor tan particular de la yerba en hoja con un trozo de pan casero que hicimos el fin de semana, luego de haber finalizado lavo mi tasa y tomo un gran sorbo de agua bien fresca que todavía sale por la manguera.....todavía hay sombra en los terevintos que tenemos en el patio, en realidad tenemos sombra casi todo el día, sombras que son muy utilizada por nosotros, allí tenemos una rayuela y también un opi  y casi al borde de uno de los terevintos también una linea del tejo cuyo premio de quien gana en cada partida son los papelitos de cigarrillo ya sea plateados o los de las etiquetas, claro que no uno tiene mas valor que el otro, pero como no se levantaron todos mis primos o están tomando mate me voy para el lado de la acequia, allí es un lugar muy tupido con muchas jarillas y ancoche además están en el centro de ese monte tupido hay como 3 o 4 arboles muy grandes por lo que a la mañana esta lleno de pájaros y de todos tipos, tordos, mirlos, tiapichos, pepiteros, palomas, urpilas, bueno de todas clases  lo que hace un coro grandioso de cantores que con el alba y las primeras luces del día en los días de verano ese lugar se escuchen melodías de distintos tonos.
Por debajo de ese monte tupido, larga y  silenciosa  serpentea una angosta acequia que a la siesta le hacemos vibrar y chisporrotear con su agua transparente y fresca.
Ya a media mañana cuando ya hice los mandados y el sol aprieta de verdad nos vamos por el arroyo  a hondear, yo no llevo honda llevo las piedras, y voy siempre al último, muy callados y por la senda que rodea la loma tapada de monte alto y muy tupido tan tupido que en algunos lugares uno se debe agachar, la final de la senda salimos por el callejón al frente de la iglesia  y si no volteamos alguna pumpuna, seguro le damos a una gallina, como para hacer puntería, pobre doña Pocha   ya se le perdieron varias gallinas gordas....

Ya casi sobre el medio día un ruido fuerte rompe la monotonía de la mañana, es el colectivo que pasa por las calles principales del pueblo anunciando su llegada y nuestro único medio de conexión con la gran ciudad pero nuestra campana que nos dice que si no llegamos rápido la abuela no nos va a servir la comida.
El almuerzo en un pueblo es muy sagrado, tanto en el horario como también que todos comamos en familia, si no llegas a horario seguro te comes antes un reto de la abuela, y luego, la comida.
La siesta siempre es aburrida.... larga y aburrida, nos hacen ir a la cama, nos pasamos molestando y luchando que durmiendo, hasta que nos dicen que podemos salir, seguro nos vamos al río o a la acequia dependiendo si el sol está muy fuerte.
El día se va acercando al final el sol fuerte y radiante ya no está, tenue y lenta va asomando la luna  acompañada por esos verdes destellos de los tucos y cantar de las ranas en el río.
la calle está oscura y ya no es momento para jugar por lo que la débil luz de un mechero nos dice que es hora de ir a dormir.
Seguramente mañana... a la mañana, mi abuela estará renegando de nuevo por que no queremos levantarnos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que bueno Diego que hayas vuelto a escribir... no dejes de hacerlo son muy lindas e interesante tus anecdotas... muestra de vos esa parte que muy pocos conocen... Te felicito... Besos